Estaba tomando un trago en el bar que acostumbro, fumando un cigarrillo apestoso, que venden en el lugar, los míos los había olvidado en alguna gaveta de mi escritorio, la cuestión era llenar del negro alquitrán mis secos pulmones, era un normal día, en que no pasaba nada, como siempre, el barman me hablaba de pura mierda, la que yo no estaba interesado escuchar, solo quería terminarme el maldito trago y largarme a mi asqueroso departamento, donde solo llego a dormir.
El barman hablaba y hablaba, creo que era algo que le había pasado en su casa, que su mujer no lo trataba como antes, yo pensaba para mi, con esa charlatanería quien lo aguanta, me daba más lastima su mujer que el, aunque siempre hay un roto para un descosido, así que, allá él, como van las cosas creo ser el único que no tiene un perro que le ladre, pero nunca he perdido la esperanza, mi ultima relación, había sido hace mas de un año, mientras tanto mis necesidades fisiológicas, las he saciado con unas cuantas visitas a las chiquillas que siempre están dispuestas a comprenderte, como olvidar a la Francesca, que mujer, pensar que el cuerpo puede llegar a lugares inimaginables, su performance es como para el circo du soleil.
Terminado mi trago me dispuse a irme, salí del bar, en la entrada me abroché bien arriba el impermeable y me subí la solapa para capear la copiosa lluvia que se dejaba caer esa noche, estaba a punto de hacer parar un taxi, cuando una delicada mano me detiene el brazo, me doy vuelta y veo a la criatura mas hermosa que pudiesen imaginar,creo que ni el mas eruditos de los pensante de este insulso planeta, a concebido a tal mujer en su mente, yo quedé pasmado, solo se escuchaba el incesante golpeteo de las gotas en las techumbres, finalmente salieron sonidos de mi garganta, que al parecer eran palabras.
“¿Si,... ....dime?”, dije bastante nervioso.
“¡OH, disculpe!”, me dijo. “lo confundí con otra persona”.
Entonces con mi cara de estúpido le dije que la disculpaba, y me di vuelta para ver si pescaba un taxi, pero nuevamente su mano en mi brazo, ahí ya mi sistema nervioso central, enviaba al resto de mi cuerpo todo tipo de descargas eléctricas, la volví a mirar y con mas detención, llevaba un abrigo azul, pero su rostro era lo que mas resaltaba con la luz de los faroles, esos ojos que hacían juego con su abrigo, eran muy profundos, ya me estaba empezando a perder en ellos cuando me dice.
“disculpe que lo moleste nuevamente, pero al parecer me dejaron plantada, y soy nueva en la ciudad, no se que debo hacer para llegar a donde me estoy hospedando, ¿usted me podría ayudar?”.
Mi cabeza en esos momentos daba vuelta, no podía concentrarme, “si... ...claro, ¿como no?, ¿cuál es su nombre?, yo me llamo Eduardo”, tratando ser galán.
Ella me respondió, “Francisca, mucho gusto, podríamos pasar al bar y ahí usted me explica y aprovechamos de escapar de la lluvia”.
Parecía de armas tomar, entonces pensé “ ¿se llama Francisca?, Francesca es lo mismo pero en italiano”, acordándome de las maniobras de la muy fogosa, entonces le dije que bueno.
Entramos, elegimos una mesa, y le pregunte que quería servirse, entonces me acerque a la barra, le di la orden al barman y me fui al baño. Entré al baño directo al espejo, observé mi peinado, si tenia algo en los dientes, revise si me quedaba algún condón, al parecer esa era mi noche, oriné, me lavé las manos y me retoqué el bigote, volví y ahí estaba ella sin el abrigo, llevaba puesto un chalequito de color blanco, que le traslucía el sostén, su cintura de avispa me tenia perplejo, yo la miraba fijamente y sonriendo mientras me acercaba a la mesa.
Los tragos ya estaban, ella pidió una vaina, yo mi tradicional vodka con agua tónica, nervioso me puse a masticar los maníes que nos había dejado el barman, pero yo imbecil me atoro con un maní, ella suelta un carcajada, entonces me dice, “¡eres muy gracioso!”, aunque a mí no me causaba ninguna gracia, estaba haciendo el ridículo, me tomé una buena bocanada de mi trago, para pasar el desgraciado maní, que se encontraba atorado en mi pescuezo.
Conversamos arto rato, la miraba y me imaginaba como seria en la cama, la imaginé con uniforme de enfermera, hasta del tipo sadomasoquista, me dijo que ella era de Valparaíso que andaba de paso, y que estaba esperando a un ex novio que estaba viviendo aquí en la ciudad, la había llamado y citado en este bar porque quería hablar con ella, pero no llegó nunca, yo no le quitaba los ojos de encima, aunque me parecía raro el lugar para juntarse con una ex, habitualmente este bar no es muy visitado por parejas, he visto de todo aquí, son mas hombres los que llegan, de pronto aparecen prostitutas, pero para una cita hay mejores lugares. Estábamos en lo mejor, cuando de pronto me vino un mareo, ella me seguía conversando, pero yo no podía entenderle, me estaba como desvaneciendo, las piernas no me respondían, de apoco mis ojos se cerraban, yo no quería, pero era mas fuerte que yo, mi ultimo recuerdo es el rostro de la preciosa mujer que me miraba con una sonrisa.
Al otro día desperté en mi cama, con un dolor de cabeza impresionante, aún todo me daba vueltas, me levante a la cocina y me tome un gran vaso de agua, volví a mi pieza para encender el televisor, fue mayor mi sorpresa, el televisor no estaba, mi equipo de música, mi computador, mi reproductor de DVD, todo había desaparecido, busque mi billetera, nada, todas mis tarjetas se las llevaron, no tenia nada, los maricones se habían llevado hasta el teléfono, tuve que pedirle al vecino me prestara para llamar a la policía. Luego mas calmado, esperando a los agentes del resguardo social, vuelvo a mi departamento y encuentro una nota debajo de la cabecera de mi cama, la cual decía con un beso estampado:
El barman hablaba y hablaba, creo que era algo que le había pasado en su casa, que su mujer no lo trataba como antes, yo pensaba para mi, con esa charlatanería quien lo aguanta, me daba más lastima su mujer que el, aunque siempre hay un roto para un descosido, así que, allá él, como van las cosas creo ser el único que no tiene un perro que le ladre, pero nunca he perdido la esperanza, mi ultima relación, había sido hace mas de un año, mientras tanto mis necesidades fisiológicas, las he saciado con unas cuantas visitas a las chiquillas que siempre están dispuestas a comprenderte, como olvidar a la Francesca, que mujer, pensar que el cuerpo puede llegar a lugares inimaginables, su performance es como para el circo du soleil.
Terminado mi trago me dispuse a irme, salí del bar, en la entrada me abroché bien arriba el impermeable y me subí la solapa para capear la copiosa lluvia que se dejaba caer esa noche, estaba a punto de hacer parar un taxi, cuando una delicada mano me detiene el brazo, me doy vuelta y veo a la criatura mas hermosa que pudiesen imaginar,creo que ni el mas eruditos de los pensante de este insulso planeta, a concebido a tal mujer en su mente, yo quedé pasmado, solo se escuchaba el incesante golpeteo de las gotas en las techumbres, finalmente salieron sonidos de mi garganta, que al parecer eran palabras.
“¿Si,... ....dime?”, dije bastante nervioso.
“¡OH, disculpe!”, me dijo. “lo confundí con otra persona”.
Entonces con mi cara de estúpido le dije que la disculpaba, y me di vuelta para ver si pescaba un taxi, pero nuevamente su mano en mi brazo, ahí ya mi sistema nervioso central, enviaba al resto de mi cuerpo todo tipo de descargas eléctricas, la volví a mirar y con mas detención, llevaba un abrigo azul, pero su rostro era lo que mas resaltaba con la luz de los faroles, esos ojos que hacían juego con su abrigo, eran muy profundos, ya me estaba empezando a perder en ellos cuando me dice.
“disculpe que lo moleste nuevamente, pero al parecer me dejaron plantada, y soy nueva en la ciudad, no se que debo hacer para llegar a donde me estoy hospedando, ¿usted me podría ayudar?”.
Mi cabeza en esos momentos daba vuelta, no podía concentrarme, “si... ...claro, ¿como no?, ¿cuál es su nombre?, yo me llamo Eduardo”, tratando ser galán.
Ella me respondió, “Francisca, mucho gusto, podríamos pasar al bar y ahí usted me explica y aprovechamos de escapar de la lluvia”.
Parecía de armas tomar, entonces pensé “ ¿se llama Francisca?, Francesca es lo mismo pero en italiano”, acordándome de las maniobras de la muy fogosa, entonces le dije que bueno.
Entramos, elegimos una mesa, y le pregunte que quería servirse, entonces me acerque a la barra, le di la orden al barman y me fui al baño. Entré al baño directo al espejo, observé mi peinado, si tenia algo en los dientes, revise si me quedaba algún condón, al parecer esa era mi noche, oriné, me lavé las manos y me retoqué el bigote, volví y ahí estaba ella sin el abrigo, llevaba puesto un chalequito de color blanco, que le traslucía el sostén, su cintura de avispa me tenia perplejo, yo la miraba fijamente y sonriendo mientras me acercaba a la mesa.
Los tragos ya estaban, ella pidió una vaina, yo mi tradicional vodka con agua tónica, nervioso me puse a masticar los maníes que nos había dejado el barman, pero yo imbecil me atoro con un maní, ella suelta un carcajada, entonces me dice, “¡eres muy gracioso!”, aunque a mí no me causaba ninguna gracia, estaba haciendo el ridículo, me tomé una buena bocanada de mi trago, para pasar el desgraciado maní, que se encontraba atorado en mi pescuezo.
Conversamos arto rato, la miraba y me imaginaba como seria en la cama, la imaginé con uniforme de enfermera, hasta del tipo sadomasoquista, me dijo que ella era de Valparaíso que andaba de paso, y que estaba esperando a un ex novio que estaba viviendo aquí en la ciudad, la había llamado y citado en este bar porque quería hablar con ella, pero no llegó nunca, yo no le quitaba los ojos de encima, aunque me parecía raro el lugar para juntarse con una ex, habitualmente este bar no es muy visitado por parejas, he visto de todo aquí, son mas hombres los que llegan, de pronto aparecen prostitutas, pero para una cita hay mejores lugares. Estábamos en lo mejor, cuando de pronto me vino un mareo, ella me seguía conversando, pero yo no podía entenderle, me estaba como desvaneciendo, las piernas no me respondían, de apoco mis ojos se cerraban, yo no quería, pero era mas fuerte que yo, mi ultimo recuerdo es el rostro de la preciosa mujer que me miraba con una sonrisa.
Al otro día desperté en mi cama, con un dolor de cabeza impresionante, aún todo me daba vueltas, me levante a la cocina y me tome un gran vaso de agua, volví a mi pieza para encender el televisor, fue mayor mi sorpresa, el televisor no estaba, mi equipo de música, mi computador, mi reproductor de DVD, todo había desaparecido, busque mi billetera, nada, todas mis tarjetas se las llevaron, no tenia nada, los maricones se habían llevado hasta el teléfono, tuve que pedirle al vecino me prestara para llamar a la policía. Luego mas calmado, esperando a los agentes del resguardo social, vuelvo a mi departamento y encuentro una nota debajo de la cabecera de mi cama, la cual decía con un beso estampado: