lunes, febrero 20, 2006

Francisca

Estaba tomando un trago en el bar que acostumbro, fumando un cigarrillo apestoso, que venden en el lugar, los míos los había olvidado en alguna gaveta de mi escritorio, la cuestión era llenar del negro alquitrán mis secos pulmones, era un normal día, en que no pasaba nada, como siempre, el barman me hablaba de pura mierda, la que yo no estaba interesado escuchar, solo quería terminarme el maldito trago y largarme a mi asqueroso departamento, donde solo llego a dormir.
El barman hablaba y hablaba, creo que era algo que le había pasado en su casa, que su mujer no lo trataba como antes, yo pensaba para mi, con esa charlatanería quien lo aguanta, me daba más lastima su mujer que el, aunque siempre hay un roto para un descosido, así que, allá él, como van las cosas creo ser el único que no tiene un perro que le ladre, pero nunca he perdido la esperanza, mi ultima relación, había sido hace mas de un año, mientras tanto mis necesidades fisiológicas, las he saciado con unas cuantas visitas a las chiquillas que siempre están dispuestas a comprenderte, como olvidar a la Francesca, que mujer, pensar que el cuerpo puede llegar a lugares inimaginables, su performance es como para el circo du soleil.

Terminado mi trago me dispuse a irme, salí del bar, en la entrada me abroché bien arriba el impermeable y me subí la solapa para capear la copiosa lluvia que se dejaba caer esa noche, estaba a punto de hacer parar un taxi, cuando una delicada mano me detiene el brazo, me doy vuelta y veo a la criatura mas hermosa que pudiesen imaginar,creo que ni el mas eruditos de los pensante de este insulso planeta, a concebido a tal mujer en su mente, yo quedé pasmado, solo se escuchaba el incesante golpeteo de las gotas en las techumbres, finalmente salieron sonidos de mi garganta, que al parecer eran palabras.

“¿Si,... ....dime?”, dije bastante nervioso.

“¡OH, disculpe!”, me dijo. “lo confundí con otra persona”.

Entonces con mi cara de estúpido le dije que la disculpaba, y me di vuelta para ver si pescaba un taxi, pero nuevamente su mano en mi brazo, ahí ya mi sistema nervioso central, enviaba al resto de mi cuerpo todo tipo de descargas eléctricas, la volví a mirar y con mas detención, llevaba un abrigo azul, pero su rostro era lo que mas resaltaba con la luz de los faroles, esos ojos que hacían juego con su abrigo, eran muy profundos, ya me estaba empezando a perder en ellos cuando me dice.

“disculpe que lo moleste nuevamente, pero al parecer me dejaron plantada, y soy nueva en la ciudad, no se que debo hacer para llegar a donde me estoy hospedando, ¿usted me podría ayudar?”.

Mi cabeza en esos momentos daba vuelta, no podía concentrarme, “si... ...claro, ¿como no?, ¿cuál es su nombre?, yo me llamo Eduardo”, tratando ser galán.

Ella me respondió, “Francisca, mucho gusto, podríamos pasar al bar y ahí usted me explica y aprovechamos de escapar de la lluvia”.

Parecía de armas tomar, entonces pensé “ ¿se llama Francisca?, Francesca es lo mismo pero en italiano”, acordándome de las maniobras de la muy fogosa, entonces le dije que bueno.

Entramos, elegimos una mesa, y le pregunte que quería servirse, entonces me acerque a la barra, le di la orden al barman y me fui al baño. Entré al baño directo al espejo, observé mi peinado, si tenia algo en los dientes, revise si me quedaba algún condón, al parecer esa era mi noche, oriné, me lavé las manos y me retoqué el bigote, volví y ahí estaba ella sin el abrigo, llevaba puesto un chalequito de color blanco, que le traslucía el sostén, su cintura de avispa me tenia perplejo, yo la miraba fijamente y sonriendo mientras me acercaba a la mesa.
Los tragos ya estaban, ella pidió una vaina, yo mi tradicional vodka con agua tónica, nervioso me puse a masticar los maníes que nos había dejado el barman, pero yo imbecil me atoro con un maní, ella suelta un carcajada, entonces me dice, “¡eres muy gracioso!”, aunque a mí no me causaba ninguna gracia, estaba haciendo el ridículo, me tomé una buena bocanada de mi trago, para pasar el desgraciado maní, que se encontraba atorado en mi pescuezo.

Conversamos arto rato, la miraba y me imaginaba como seria en la cama, la imaginé con uniforme de enfermera, hasta del tipo sadomasoquista, me dijo que ella era de Valparaíso que andaba de paso, y que estaba esperando a un ex novio que estaba viviendo aquí en la ciudad, la había llamado y citado en este bar porque quería hablar con ella, pero no llegó nunca, yo no le quitaba los ojos de encima, aunque me parecía raro el lugar para juntarse con una ex, habitualmente este bar no es muy visitado por parejas, he visto de todo aquí, son mas hombres los que llegan, de pronto aparecen prostitutas, pero para una cita hay mejores lugares. Estábamos en lo mejor, cuando de pronto me vino un mareo, ella me seguía conversando, pero yo no podía entenderle, me estaba como desvaneciendo, las piernas no me respondían, de apoco mis ojos se cerraban, yo no quería, pero era mas fuerte que yo, mi ultimo recuerdo es el rostro de la preciosa mujer que me miraba con una sonrisa.

Al otro día desperté en mi cama, con un dolor de cabeza impresionante, aún todo me daba vueltas, me levante a la cocina y me tome un gran vaso de agua, volví a mi pieza para encender el televisor, fue mayor mi sorpresa, el televisor no estaba, mi equipo de música, mi computador, mi reproductor de DVD, todo había desaparecido, busque mi billetera, nada, todas mis tarjetas se las llevaron, no tenia nada, los maricones se habían llevado hasta el teléfono, tuve que pedirle al vecino me prestara para llamar a la policía. Luego mas calmado, esperando a los agentes del resguardo social, vuelvo a mi departamento y encuentro una nota debajo de la cabecera de mi cama, la cual decía con un beso estampado:


domingo, enero 29, 2006

Porque un amigo es una luz...

-¡oiga!, ¿está despierto?...-
Pregunta el joven sin tener repuesta.

-...hace frío aquí?-
insiste, tratando de buscar conversación al hombre que se encuentra tendido hacia la pared.

- hijo, ¿por qué no tratas de dormir?-
De pronto le dice el hombre dándose vuelta y mirándolo con cara de no muchos amigos.

-lo siento si lo molesté, pero usted comprenderá que es mi primera vez aquí...-
Le dice rápidamente al hombre, tratando de buscar una disculpa, restregándose los brazos y con un leve golpeteo de dientes por el frío.

- ¡no creo que sea la ultima...!-
Irónicamente el viejo le responde, quien viste un abrigo negro largo bastante sucio, el pelo desgreñado y con una barba gris, expeliendo un olor desagradable que se confunde con el olor emanado del mismo lugar.

-Sí, es la última, ¿sabe?, andaba con mis amigos y...-
trataba de ponerse cómodo para relatarle al hombre.

-¡ja! ¿amigos?...-
le interrumpe el viejo
–...los amigos no existen cabrito, los amigos es una invención de los hipócritas, que envidian los logros de los demás, cuando tu estas bien, estas rodeados de los dichosos amigos, cuando tienes una caída, todos se marchan, y dime una cosa ¿donde están tus amigos ahora?, ¡a ver!-

-... eh...., ¿mis amigos?, supongo que estarán en sus casas..., ...no, están planeando como sacarme de aquí-
Titubeante, casi indeciso, el joven trata de responder.

-¡claro que están en sus casas!, durmiendo todos en una confortable cama, soñando puras leseras, con sus novias bonitas, que lo único que quieren es abrirles la piernas para ¡chuparles el culo!- casi gritando el viejo, con los ojos desorbitados.

- ¡¿porque mierda no se callan, no ven que aquí hay gente que quiere dormir!?-
Se escucha una estruendosa voz que viene desde el fondo.

- ¡oiga!, ¿hay mas gente aquí?-
Pregunta inocentemente el muchacho.

- ¡puta!, ¡huevon!, ¡claro que hay mas gente aquí!, o caso ¿no sabes donde estás?-
Enojado el viejo, le dice dándose vuelta nuevamente hacia la pared.

- es que no lo tengo claro, cuando llegué estaba inconsciente, o mas bien durmiendo, no se..., tampoco me acuerdo donde me encontraron, lo que me acuerdo que estaba con unos amigos...-
Trata de explicarle nuevamente, pero el viejo haciendo muecas, se da vueltas y lo agarra de la polera y le dice:

- ¡oye¡, ¿tienes cerebro?, o ¿eres operado?, ¿no entendiste lo que te dije?, los amigos no existen huevón, son puras patrañas.-
Le salpica la cara al joven con su saliva hedionda a vino.

- ¡ya!, ¡esta bien!, no se que le habrán hecho sus amigos, pero yo sé, que los míos, ¡me van a sacar de aquí!-
Le dice en forma orgullosa, sacando la mano asquerosa del vagabundo que lo tenia tomado, el joven se sienta y se imagina a sus amigos entrando por la puerta.

Todo está en silencio, la oscuridad era la única presente, el joven cierra sus ojos, empieza a caer en un profundo sueño, acurrucado se tiende en el cemento gélido, parecía un feto en plena evolución dentro de la placenta de su madre, cuando de pronto se escuchan ruidos de hierros oxidados, chillando en el aire, alguien se acercaba, él de un salto se levanta.

- ¡oiga, viejo!, me vienen a buscar, ¡le dije!, mis amigos no me iban a dejar solo-
nerviosamente se frota los brazos, que siguen helados por el constante frío.

-¡ándate a la mierda!-
dándole un empujón al joven, el viejo se acomoda y sigue durmiendo.

- ¡Señor Fernando Arriado!, ¡despierte!, ¿se le pasó la mona?, levántese, que le pagaron multa y lo vinieron a buscar -
Se escucha decir a una voz firme y gruesa, que sale de la pequeña ventanilla de la puerta de la celda.

- ¡si, mi Cabo!, ya estoy despierto y sanito, me puede decir ¿quienes vinieron a buscarme?-
diciéndolo con un volumen alto, como para que el vagabundo lo escuche.

-usted, salga de ahí no mas y nada de preguntas, ya se va a enterar, antes tiene que firmar para que le entreguemos sus pertenencias-
sacándolo de un ala al joven, el cual mira hacia atrás para fijarse bien donde estuvo, y contarles a sus amigos.

Entra a la sala, donde esta el oficial que tiene el libro de firmas y ¡sorpresa!, estaban sus padres ahí, su vieja lloraba desconsolada, no podían creer que Fernandito su hijo, había caído en cana por una curadera, su viejo lo miraba con cara de reprobación.

-¡¿Y mis amigos?!-
Preguntó al aire, con ojos de plato.

-¿qué amigos?, ¡hombre!, agradezca que llamamos a sus padres, ya que el número de su casa estaba junto a su identificación en la billetera-